Aunque los planos en 2D siguen siendo habituales en el mundo de la arquitectura, sus limitaciones pueden provocar ineficiencias, malentendidos y dificultades de visualización que ralentizan los proyectos y complican el proceso creativo. El modelado en 3D surge como una solución eficaz a estos desafíos. Trabajar en un entorno integrado permite a los diseñadores simplificar su flujo de trabajo y transformar la forma en que las ideas de diseño se comunican y se materializan.